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#3 Extramuros

A pesar de que la mayoría de las casas y edificaciones singulares estaban protegidas dentro de los muros de la villa, también había casas y otras construcciones situadas extramuros. En esta parada de la visita conoceremos más de cerca estas edificaciones.

Molinos

En el libro de estimas de 1487, se recoge la existencia de molinos localizados a lo largo del valle que ocupa Balmaseda. Comenta Valentín Ibarra en su libro Crónica de la expulsión de los judíos, Balmaseda en el fin de la edad media, que estas construcciones se usaban para la molienda del grano de cereales. Una actividad importante ya que esta repercutía en el precio del pan, el alimento básico (Ibarra 2017, 40). En la recreación virtual se han representado tres molinos: el del mercado, el de la media villa, y el de El Higar. Ibarra llega a contar hasta catorce molinos desde El Peñueco al Nocedal.

Ermita hospital

Ermita hospital a orillas del río

Se ha recreado la ermita hospital de La Magdalena. Fue un lugar frecuentado por peregrinos del Camino de Santiago. Está situado en la actual calle de la Magdalena bajera a orillas del río y hay que destacar que aunque en estado de ruina, este antiguo edificio se conserva a día de hoy.

Casas extramuros

No todas las casas estaban dentro de las murallas de la villa. Es por ello que en las vistas generales de la recreación virtual se han incluido casas extramuros, dando a entender que la villa no sólo se limitaba al espacio intramuros. Ibarra enumera un total de 39 caserías dispersadas por las laderas del valle en el que se encuentra Balmaseda (Ibarra 2017, 24-25).

Iglesia de Colisa

Aunque no se haya detallado por su lejana localización, hemos de incluir esta iglesia en la recreación virtual. Podemos afirmar que este templo por aquellos siglos entraría dentro del primer gótico de Bizkaia, de pleno siglo XIV. De modo que se ha incluido para que en una de las vistas generales se vea en la lejanía coronando el monte Kolitza.

Detalle del castillo con la Iglesia de Colisa en la lejanía

Debemos descartar por tanto el grafitti que ha valido para datar esta edificación en el año 1111, por Barrio Loza. Esta inscripción podríamos interpretarla como un grafitti privado posterior a la construcción del templo.